
Surgimos con la intención de crear un espacio de reflexión serena. En donde todo aquel/aquella que lo necesitase, pudiese encontrar un lugar de desahogo, de reposo, de tranquilidad. A los Hermanos Hospitalarios de San Juan de Acre pueden incorporarse todos los que quieran, sin distinciones de ningún tipo.
Nuestra Orden no es dogmática, porque siempre hay otro modo de ver las cosas. Para analizar una cosa siempre hay que saber ponerse en el lugar del otro. Lo importante es no hacer daño, no buscar el mal de nadie.
Humildad en los actos, humildad en el comportamiento. Pobreza. No hacer ostentación de nada y procurar en lo posible dar parte de lo que tenemos. Ser generosos con el que nada tiene. Proteger al débil y al desfavorecido. Huir de la vanidad y de lo superfluo. No tener orgullo ni envidia
Situación histórica
En Palestina, en el siglo XI, en los tiempos brutales de Las Cruzadas (la mayor barbaridad que se haya hecho nunca en nombre de Cristo), algunos Templarios y Hospitalarios y otras buenas gentes cristianas y sarracenas, crearon una superficie de contacto y comprensión mutua.
Tomaron lo bueno de Occidente y lo bueno de Oriente y esa llama de comprensión no se extinguió nunca. Luego triunfó el dogmatismo. La FE ciega.
Nosotros buscamos sobrevivir en un mundo lleno de dudas, de tribulaciones y de preguntas, creando un espacio propio, abiertos a toda influencia que ponga el valor de la persona y del espíritu de fraternidad, por encima de cualquier otra consideración.
Definición
No pertenecemos ni estamos relacionados con La Iglesia Católica, ni con ninguna otra confesión. Como grupo, como Orden, como Asociación. No preguntaremos a ninguna persona si es creyente o no, ni cual es su grado de creencia. Eso es algo individual y que no nos concierne. No somos «masones», que es una religión sin Dios, o una anti religión. No obligamos a nadie a creer, ni a no creer en nada (como la masonería). Creemos en la libre voluntad de las personas, en la responsabilidad de sus actos.
El Juicio Definitivo es tu propia conciencia, cuando haces examen de tus actos. en ese momento no podrás engañarte a tí mismo. Pero hay que actuar pensando en que nuestros actos serán juzgados, por nosotros mismos, por los demás. En la soledad de tu conciencia es cuando debes hacer frente a las consecuencias de tus actos.
Hay una máxima del «Corán» que dice: «los actos valen por su intención», o sea, que serán tenidos en cuenta por la intención con la que están hechos. Hay mucha gente que hace caridad por vanidad, por ser reconocido, entonces le valdrán sólo para ese fin, y no para ser tenido como una persona buena o piadosa.
Si embargo hay quién hace caridad y ayuda al prójimo porque cree en ello, sin esperar recompensa alguna y eso es lo que realmente tiene valor.